sábado, noviembre 30, 2024

México, Colombia y Honduras: ¿por qué Perú ha optado por aislarse?

Desde que Dina Boluarte asumió el cargo, Lima retiró definitivamente a sus embajadores de tres países de la región. La inédita medida abre un horizonte de incógnitas

Nunca en la historia republicana del Perú, las relaciones con tres gobiernos de la región se habían reducido a empresarios. En los últimos cuatro meses se ha producido una escalada de tensión cuyo último estallido se produjo en los últimos días de marzo, cuando la presidenta Dina Boluarte anunció el retiro definitivo de la embajadora peruana en Colombia. Un mes antes, el gobierno peruano había tomado una decisión igualmente drástica con México y Honduras. ¿Qué sucedió para desencadenar estas fracturas con países con los que el Perú tiene una larga tradición de relaciones bilaterales?

El origen se remonta al pasado 7 de diciembre, cuando Pedro Castillo intentó dar un autogolpe que se disolvió en cuestión de horas y por el que fue condenado a 18 meses de prisión preventiva —luego el juez le impuso una segunda medida de 36 meses por ser el presunto líder de una organización criminal. Castillo fue detenido esa misma tarde cuando se dirigía a la Embajada de México en Lima para solicitar asilo político. Al día siguiente de su fallida aventura, cuando Dina Boluarte ya había traspasado la banda presidencial por ser su primera vicepresidenta, una autoridad lo visitó en la sede de la Dirección de Operaciones Especiales (DIROES), donde se encontraba recluido. Era Pablo Monroy, embajador de México en Perú. Dos semanas después, Monroy abordó a la fuerza un vuelo a la Ciudad de México: el gobierno de Boluarte lo declaró persona non grata y lo expulsó del país. Fue precisamente Monroy quien, por esos días, recibió a la exprimera dama, Lilia Paredes, y a los hijos de Pedro Castillo, a quienes el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador otorgó asilo.

En todo este tiempo, el presidente mexicano no solo ha hecho una fuerte defensa de Castillo, sino que no ha asegurado ningún título para Boluarte, a quien no ha reconocido hasta ahora como líder constitucional de Perú. AMLO también le ha negado la entrega de la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico, iniciativa de integración regional que comparten con Colombia y Chile. “He visto encuestas donde el presidente espurio tiene un 15% de aprobación […]. México va a seguir apoyando al presidente exiliado ilegalmente y vamos a seguir exigiendo su liberación”, dijo López Obrador.

Su homólogo colombiano, Gustavo Petro, ha tomado la misma posición frente a Boluarte. Ha calificado la represión de las fuerzas del orden contra los manifestantes como una “masacre” e incluso ha llegado a decir que en Perú la Policía Nacional “marcha como un nazi contra su propio pueblo, violando la Convención Americana sobre Derechos Humanos”. A mediados de febrero, el Congreso peruano declaró a Petro persona non grata.

En esa ocasión, la Cancillería colombiana trató de calmar las aguas argumentando que se trató de “un acto de carácter político” que no “afecta la relación” entre ambas naciones. Sin embargo, de poco sirvió, porque un mes después, en la XXVIII Cumbre Iberoamericana, en Santo Domingo, los decibeles volvieron a subir cuando Petro afirmó que Pedro Castillo había sido víctima de una rebelión. “Él debería estar aquí; lo sacaron Está en prisión”, dijo Petro. Esto mereció una respuesta inmediata en el mismo acto de la ministra de Relaciones Exteriores, Ana Cecilia Gervasi: “Si Pedro Castillo no está aquí es porque dio un golpe de Estado”. El 29 de marzo, el Ejecutivo ordenó el retiro definitivo del embajador peruano en Colombia, Félix Denegri Boza. Como había ocurrido, en febrero, con la destitución de los diplomáticos Manuel Talavera Espinar en México y Jorge Raffo Carbajal en Honduras.

El internacionalista Ramiro Escobar observa con preocupación las relaciones del Perú con sus pares de la región desde que Dina Boluarte asumió el poder. “Estamos en una tendencia hacia el aislamiento. Tenemos frentes abiertos con varios países. Es necesario reparar estas grietas, porque estamos en un momento importante en América Latina, donde el continente se está transformando políticamente”.

Escobar indica que se debieron agotar las soluciones a estas diferencias antes de tomar decisiones de este calibre. “Se podrían enviar misiones diplomáticas. Antes de dar el paso de retirar definitivamente a un embajador, hay pasos previos como la diplomacia discreta. Se puede hacer todo para negociar y buscar el consenso. Torre Tagle siempre se ha destacado por ser una cancillería cautelosa e inteligente, siempre en la búsqueda de las mejores relaciones con los países vecinos, que son anillos de interés muy importantes. Pero están desarrollando una dura política exterior. Parece que la Cancillería sigue la lógica de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso. Le será difícil revertir estas distancias”, explica.

Por su parte, Francisco Belaunde, también internacionalista, señala que la reacción peruana es una protesta contra la postura de los líderes que deslegitiman al gobierno. “Esto no es un deseo de aislar a Perú, sino una derivación de que hay más gobiernos de izquierda en la región, algunos de los cuales han decidido apostar por Castillo. Más que aislarse por voluntad propia, el gobierno de Boluarte se ve aislado por gobiernos que no lo reconocen”.

Belaunde destaca la importancia de las formas en el diálogo político, especialmente cuando se trata de un jefe de Estado. “Todos los países tienen derecho a expresarse sobre temas democráticos y de derechos humanos, pero importa mucho cómo lo haces. La Unión Europea y Estados Unidos se han referido de manera muy diplomática sobre lo que está pasando en el contexto de las protestas contra el gobierno, muy diferente a las declaraciones de López Obrador y Petro. Era inevitable reaccionar ante gobiernos que emiten opiniones políticas que pueden ser consideradas injerencistas”, explica. Xiomara Castro, presidenta de Honduras, por ejemplo, pidió la liberación de Pedro Castillo en la Cumbre de la CELAC en Buenos Aires.

Las relaciones del Perú con México, Colombia y Honduras se han reducido a empresarios. Eso quiere decir que los vínculos comerciales continúan, pero que los vínculos políticos están perturbados. Un efecto concreto de las tensiones actuales es que México ha renunciado a participar en la Feria Internacional del Libro Lima 2023, que se realizará en julio. México fue el país invitado de honor.

“En el fondo hay un problema que los líderes involucrados deben tener en cuenta. Si bien los presidentes dirigen la política exterior, los ministerios de relaciones exteriores y los diplomáticos de carrera son los que trabajan para mantenerla encaminada. Ellos son los profesionales”, indica Ramiro Escobar. Cada uno a lo suyo para poner paños fríos al conflicto y no deteriorar más las relaciones. Esa es la misión, y la gran dificultad, para los próximos meses.

Fuente: El País

El cargo México, Colombia y Honduras: ¿por qué Perú ha optado por aislarse? apareció por primera vez en Diario de México.

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