Aunque Sudáfrica no logró asegurar un alto el fuego en Gaza, su caso contra Israel en La Haya es un momento crucial con amplia importancia: señala la disposición del Sur Global a desafiar el orden internacional existente dominado por Occidente que percibe como injusto.
También en la cumbre, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, instó a sus colegas líderes del mundo en desarrollo a «trabajar colectivamente para garantizar que logremos un orden económico internacional que sea justo y equitativo».
El impulso del G77 por el cambio refleja la trayectoria continua iniciada por el ascenso de China, fomentando el ascenso socioeconómico en el Sur Global y desplazando progresivamente el centro de gravedad económico global lejos de Occidente.
La crisis de Gaza, especialmente el caso de Sudáfrica contra Israel, representa otra reconfiguración significativa en la esfera geopolítica, es decir, el desplazamiento gradual de la presunta estatura de Estados Unidos como custodio central de la paz global.
Los papeles de Kampala y Pretoria resaltan dos aspectos distintos en la reconfiguración en curso del orden mundial. Si bien a menudo se retrata a China como el principal instigador, la cumbre del G77 y la defensa de Sudáfrica en la CIJ revelan que otras naciones están igualmente ansiosas por remodelar el orden liderado por Estados Unidos.
Curiosamente, existe una división del trabajo de facto, con China encabezando la transformación económica mientras países como Uganda y Sudáfrica se esfuerzan por lograr un sistema de gobernanza global más justo y equitativo.
En la esfera geopolítica, a pesar de una política exterior teñida de ambigüedad moral, el presidente Joe Biden todavía mantiene la percepción de Estados Unidos como una fuerza para el bien. De manera similar, el Partido Republicano, especialmente su derecha religiosa, mantiene una firme convicción en el destino manifiesto de Estados Unidos como una “ciudad sobre una colina”.
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La respuesta militar de Biden a la creciente crisis de Oriente Medio muestra que, a pesar de que su poder blando está disminuyendo, Estados Unidos sigue decidido a utilizar su poder duro para sostener el dominio global.
El ex decano de la Escuela Kennedy de Harvard, Joseph Nye, que popularizó el término “poder blando” a finales de los años 1980, recientemente trazó un paralelo entre el malestar universitario por la respuesta de Harvard a la guerra de Gaza y las protestas durante la era de Vietnam a finales de los años 1960. Sin embargo, Nye dijo que la violencia universitaria que experimentó durante la guerra de Vietnam fue peor.
El fallo de la CIJ no detuvo el derramamiento de sangre en Gaza, pero la comunidad mundial debe seguir apoyando los esfuerzos de Sudáfrica para responsabilizar a Israel por las atrocidades cometidas contra los palestinos. A una escala más amplia, los países del Sur Global deben aprovechar el impulso del G77 y perseverar en la transformación del orden mundial prevaleciente centrado en Occidente en uno más equitativo, todo ello logrado por medios pacíficos.
Peter TC Chang es investigador asociado en el Instituto de Estudios de China de la Universidad de Malaya, Kuala Lumpur, Malasia.