Este marco permitió a Hong Kong conservar su sistema capitalista después de la transferencia de poder. La disposición resultante del artículo 5 de la Ley Básica establece: “El sistema y las políticas socialistas no se practicarán en la Región Administrativa Especial de Hong Kong, y el sistema capitalista anterior y su modo de vida permanecerán inalterados durante 50 años”.
El Capítulo V de la Ley Básica actúa como una carta magna del capitalismo, al otorgarle a Hong Kong autonomía en todos sus asuntos económicos. La ciudad “será un territorio aduanero separado” y podrá “participar en organizaciones internacionales y acuerdos comerciales internacionales pertinentes”.