Después de años de sanciones occidentales y protestas internas, Irán tiene un nuevo presidente reformista, pero la UE no debería esperar muchos cambios en su relación con Teherán.
El presidente electo iraní, Masoud Pezeshkian, un moderado según los estándares de su país, ha prometido abrir el diálogo con las potencias occidentales, pero no quiere cambios radicales en la teocracia chiíta de su país.
Para demostrar este punto, el cirujano cardíaco y legislador de larga trayectoria fue al mausoleo del difunto Ayatolá Ruhollah Khomeini, líder de la Revolución Islámica de 1979, para celebrar su victoria en las recientes elecciones del país.
Majid Golpour, experto en política internacional y profesor de la Universidad Libre de Bruselas, dice que la decisión de presentar sus respetos al ayatolá fue una señal clara.
«En cuanto se publicaron los resultados, el primer lugar que eligió para hacer un anuncio público fue la tumba del ayatolá Jomeini», argumentó Golpour. «Por lo tanto, no hay nada más conservador que eso en este momento».
El académico asegura que Pezeshkian ha puesto su mirada en una agenda de corto plazo, y que para ello está dispuesto a «aceptar ciertas reformas y modificaciones que le permitan trabajar con quienes no se llevan tan bien con la República Islámica de Irán, pero también que podrían ser una salida a la crisis actual».
El nuevo presidente tendrá que demostrar que es digno de suceder al fallecido presidente Ebrahim Raisi, cuya muerte en un accidente de helicóptero en mayo provocó la convocatoria de elecciones anticipadas. Raisi era visto como un protegido del actual ayatolá, Alii Khamenei, y un posible sucesor como líder supremo.
Diplomacia nuclear
Pezeshkian tendrá que navegar en un gobierno que todavía está dominado en gran medida por los de línea dura y que continúa bajo presión por la guerra en curso entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, todo ello en medio de temores occidentales de que el régimen enriquezca suficiente uranio apto para armas como para producir múltiples armas nucleares.
El acuerdo de 2015 destinado a frenar el programa de uranio enriquecido del régimen se ha estancado desde que Donald Trump se retiró de él en 2018, y según las Naciones Unidas, las reservas de uranio enriquecido de Irán son ahora más de 20 veces superiores al límite acordado.
La UE ha reiterado su clara determinación de que «Irán nunca debe desarrollar ni adquirir un arma nuclear». Además de aplicar las sanciones de la ONU, el bloque ha impuesto sus propias medidas restrictivas en respuesta a las actividades de proliferación nuclear de Irán.
«La República Islámica está a un paso de tener una fábrica de bombas atómicas», argumentó el profesor Golpour, «por lo que ya no podemos esperar años y años, como hizo Josep Borrell (ex jefe de la diplomacia de la UE).
«Europa debe preparar sus distintos expedientes en colaboración con los Estados Unidos de América y, por supuesto, con los principales actores de la región de Oriente Medio, a saber, Arabia Saudita, Turquía, Egipto, Israel y los países árabes que tienen sus propios intereses en resolver estas cuestiones».
Durante la campaña, los candidatos presidenciales iraníes discutieron los posibles escenarios en caso de que Trump ganara las elecciones estadounidenses de noviembre. Teherán ha mantenido conversaciones indirectas con la administración Biden, pero no ha habido un movimiento claro hacia el levantamiento de las sanciones económicas. El Departamento de Estado de Estados Unidos calificó las recientes elecciones iraníes de «ni libres ni justas» y señaló que «un número significativo de iraníes decidió no participar».
Bajo presión
La UE también ha impuesto sanciones contra Irán por numerosas violaciones de los derechos humanos. El bloque ha adoptado diez paquetes de medidas en los últimos dos años tras la muerte bajo custodia policial de la joven Mahsa Amini, detenida en 2022 por su forma de llevar el pañuelo en la cabeza, y la represión de las protestas políticas multitudinarias.
El presidente electo ha prometido mayor flexibilidad en la implementación de la ley del pañuelo, pero Golpour dice que la UE debería exigir más en esta área.
«Creo que lo más básico que hay que pedir es un diálogo transparente sobre todas las violaciones de derechos individuales, civiles y colectivos que vemos hoy en día y que han sido descritas en informes de diversas instituciones europeas.
«En este sentido, la reanudación de las relaciones entre el Parlamento Europeo y la Asamblea Islámica debe estar condicionada a la apertura de estos campos de libertad».
Mientras tanto, Irán lanzó su primer ataque directo contra Israel en abril, tras un ataque israelí contra una de sus sedes diplomáticas en el Líbano. Además, grupos de milicianos armados por el régimen de Teherán -como Hezbolá en el Líbano y los rebeldes hutíes en Yemen- participan en los combates en Gaza y han intensificado sus ataques en represalia contra Israel.
«Podemos pedir a los actores regionales que hagan un balance de las actividades devastadoras del terrorismo y que elaboren una lista de los grupos terroristas que están en el centro de la guerra regional», sugirió Golpour. «Y creo que este programa debería estar liderado por Europa».
La UE también ha sancionado a Irán por suministrar a Rusia drones, que Moscú ha utilizado ampliamente en su guerra contra Ucrania.
«En Irán existe actualmente un amplio movimiento que exige la paz y que no acepta la agresión de Rusia en la región y en Europa. Creo que Europa debe apoyar este movimiento en pro de la neutralidad, y la República Islámica debe demostrar en la práctica que no habrá entregas de misiles ni fábricas de misiles para sus aliados en la región», afirmó Golpour.