domingo, enero 19, 2025

¿Qué puede detener el ascenso del populismo en Alemania y otros lugares?

El populismo tiene muchas caras, pero su patrón es siempre el mismo. Ya sea que venga de Donald Trump en Estados Unidos, Narendra Modi en India o de Björn Höcke y Alternativa para Alemania (AfD) de Alemania, siempre se trata de supuestas élites que han conspirado contra el pueblo.

Estas elites son entonces consideradas «enemigas del pueblo» en una mentalidad de «ellos contra nosotros».

Y ya sea la crisis climática, el conflicto o el rápido cambio social, los movimientos populistas siempre prometen la salvación a un público incierto. Los populistas se presentan como líderes fuertes y carismáticos que arreglarán todo. Y cuando las fuerzas del orden o los tribunales acuden a por ellas, esas instituciones también se convierten en «enemigas del pueblo».

Höcke, el presidente estatal de la filial de AfD en el estado de Turingia, en el este de Alemania, también ha coqueteado con presentarse como el supuesto salvador del país.

«Estoy convencido de que el anhelo de los alemanes por una figura histórica que una vez más sane las heridas de la nación, supere las divisiones y ponga las cosas en orden está profundamente arraigado en nuestras almas», escribió en su libro. Nunca dos veces en el mismo río.

Höcke se refiere a un vídeo de propaganda de extrema derecha que lo representa como el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Barbarroja del siglo XII. Según una antigua leyenda, Barbarroja, conocido por hacer la paz en los reinos germánicos y más allá, no está muerto, sólo duerme y despertará de nuevo para unir a sus leales seguidores.

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Contra la igualdad y la no discriminación

El ascenso de los partidos populistas se ha convertido en un serio desafío para los estados democráticos.

«Lo que estamos viendo es que los populistas de derecha están cuestionando valores centrales, como la igualdad, la dignidad humana y el derecho a no sufrir discriminación», dijo el politólogo Hans Vorländer, profesor de la Universidad Técnica de Dresde en Alemania, que Ha dedicado toda su carrera a investigar el populismo de derecha.

«Es necesario que comprendamos que los partidos populistas de derecha no van a desaparecer simplemente. Tenemos que aprender a lidiar con ellos», afirmó. «Esto es más difícil en Alemania que en otros países porque hemos visto cómo las fuerzas pueden destruir la democracia».

Académicos y legisladores de todo el mundo han hecho sonar la alarma sobre la amenaza que representa el populismo para las sociedades democráticas. El asalto al Capitolio de Estados Unidos en Washington por parte de partidarios de Trump el 6 de enero de 2021 ha demostrado cuán justificadas están estas advertencias.

También en Alemania hay cada vez más pruebas de lo peligroso que puede ser el AfD para el Estado de derecho. A principios de septiembre, el AfD de Turingia se convirtió en el primer partido de extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial en obtener la mayor cantidad de votos en unas elecciones estatales alemanas. Höcke fue ampliamente celebrado por sus seguidores tras la victoria, y el AfD abrió el parlamento con tal desdén por el resto de los legisladores que finalmente tuvo que intervenir un tribunal.

Sin embargo, a pesar de todas las nuevas investigaciones y de las quejas de los medios, en los últimos años se ha permitido que el populismo avance sin control. Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto?

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Inversiones para combatir el populismo de derecha

El Instituto Kiel para la Economía Mundial, con sede en Alemania, ideó una solución interesante para Europa: la inversión. El instituto investigó la influencia de la inversión pública en regiones estructuralmente débiles de Europa sobre los partidos populistas de derecha. Los resultados, publicados en abril de 2024, mostraron que en las regiones que recibieron apoyo, el porcentaje de votos de los partidos populistas de derecha cayó entre un 15% y un 20%.

El estudio concluyó que «una financiación regional de la UE de cien euros per cápita reduce el porcentaje de votos de los partidos populistas de derecha en una región media en 0,5 puntos porcentuales».

Científicos como Vorländer también afirman que los políticos deben invertir mucho más en educación política si quieren proteger, en particular, a los jóvenes contra los contenidos populistas en las redes sociales.

A los partidos democráticos les resulta cada vez más difícil llegar a los votantes primerizos porque están perdiendo su poder para llegar a ellos, afirma Vorländer.

«Tenemos que darnos cuenta de que la democracia de partidos está perdiendo estructura y fuerza. La democracia de partidos se está convirtiendo en una democracia de movimientos, que es mucho más volátil», dijo a DW.

La lealtad a los partidos políticos ya no es tan permanente como lo era antes. Por ello, los expertos piden que la gente corriente participe más en la toma de decisiones políticas fuera de las elecciones.

El sociólogo Steffen Mau, de la Universidad Humboldt de Berlín, por ejemplo, ha abogado por los llamados consejos ciudadanos en los que personas con visiones del mundo muy diferentes deberían reunirse para discutir cuestiones políticas y encontrar soluciones. Él cree que esto ayudaría a la gente a cuestionar las ideologías extremas.

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Prohibiciones como último recurso

En Alemania se está debatiendo la medida definitiva contra la amenaza a la democracia: procedimientos legales para prohibir al AfD. Durante años, tribunales, autoridades de seguridad y organizaciones civiles han estado recopilando pruebas de que el partido es peligroso.

Sin embargo, una prohibición total del partido enfrenta grandes obstáculos legales. Tal prohibición tendría que ser solicitada oficialmente por el gobierno del Canciller Olaf Scholz o por una de las dos cámaras del Parlamento. Esa solicitud sería luego revisada por el Tribunal Constitucional de Alemania.

Un partido sólo ha sido prohibido dos veces en la historia de la posguerra en Alemania, y la última vez que sucedió fue en 1956.

Pero Vorländer afirma que en este caso una prohibición está más que justificada.

«Los partidos democráticos deben dejar claro que están dispuestos a fijar límites. No deben temer que el Tribunal Constitucional aplique esos límites», afirmó.

Este artículo fue escrito originalmente en alemán.

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