Rusia comenzó a producir un nuevo avión no tripulado de ataque de largo alcance, el Garpiya-A1, utilizando un motor chino y otras piezas en 2023, informó Reuters el 13 de septiembre, citando dos fuentes no reveladas de inteligencia europea y documentos obtenidos.
China se ha posicionado como neutral en la guerra en curso, pero ha profundizado los lazos económicos con Rusia y se ha convertido en la principal fuente de bienes de doble uso de Moscú durante la invasión a gran escala de Ucrania, alimentando la industria de defensa rusa.
La IEMZ Kupol, una filial del fabricante de armas estatal ruso Almaz-Antey, produjo más de 2.500 Garpiyas entre julio de 2023 y julio de 2024, según un informe de la agencia de noticias rusa Xinhua. agencia de noticias informó, citando la inteligencia, que incluía un contrato de producción para el nuevo dron, correspondencia de la compañía sobre el proceso de fabricación y documentos financieros.
La producción del nuevo dron no ha sido revelada previamente, dijo Reuters.
El Garpiya-A1 se utiliza contra objetivos militares y civiles en Ucrania, causando daños a infraestructura crítica y víctimas «tanto entre civiles como militares», dijeron a la agencia de noticias dos fuentes de inteligencia no reveladas.
Reuters recibió de sus fuentes fotografías procedentes de Ucrania en las que se veían los restos del nuevo edificio ruso. El medio encontró información que refuerza esta conclusión, pero no pudo verificar las imágenes de forma independiente.
Samuel Bendett, miembro senior del grupo de expertos Center for a New American Security, dijo a Reuters que, de confirmarse el Garpiya, marcaría un alejamiento de la dependencia de Rusia de los diseños iraníes para drones de largo alcance.
«Si esto sucede, podría indicar que Rusia ahora puede confiar más en el desarrollo interno y, obviamente, en China, ya que ambos lados en esta guerra dependen de muchos componentes chinos para la producción de drones», dijo Bendett.
Anteriormente, Rusia dependía en gran medida de los drones kamikaze Shahed, diseñados por Irán, para atacar ciudades e infraestructuras ucranianas, ya que Moscú y Teherán han profundizado la cooperación militar en los últimos años.
Estados Unidos confirmó el 10 de septiembre que Irán ha proporcionado a Rusia envíos de misiles balísticos de corto alcance Fath-360 como impulso a la guerra de Moscú contra Ucrania.