Sin embargo, los actores de la industria dijeron que es posible que algunas empresas no quieran hacer negocios con Rusia por temor a enfrentar obstáculos comerciales dadas las sanciones en curso.
Por ejemplo, las últimas sanciones de Estados Unidos buscaban restringir aún más el uso del sistema financiero internacional por parte de Rusia.
Por lo tanto, la estandarización de la moneda utilizada en los negocios con Rusia puede convertirse en un desafío, señaló el presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas de Malasia, William Ng.
Además, si bien Rusia puede haber desarrollado su propio software y aplicaciones de tecnología de la información de última generación, serían difíciles de vender en el Sudeste Asiático, añadió.
“Hemos dependido de los proveedores americanos (y) europeos durante muchos años. Cambiar ahora la dependencia de Rusia como una opción requerirá un poco de aprendizaje”, afirmó.
“Al final del día, sabemos cuál es el elefante en la habitación: la cuestión de Ucrania. Hasta que Rusia lo resuelva, y sólo Rusia puede resolver este problema, todos los demás estarán en riesgo (de sanciones)”, añadió.
RELACIONES ENTRE ASEAN Y RUSIA
Aún así, Malasia, que asumirá el liderazgo de la ASEAN el próximo año, está ansiosa por colaborar con Rusia y los países miembros del BRICS para diversificarse de sus mercados tradicionales, manteniendo al mismo tiempo la centralidad de la ASEAN en medio de intensas rivalidades entre superpotencias.
La ASEAN ya se ha beneficiado de sus vínculos comerciales con Rusia.
En 2023, el volumen de negocios comercial de Rusia con la ASEAN creció un 15 por ciento respecto al año anterior.
El grupo BRICS, que se formó para actuar como contrapeso a Occidente y originalmente estaba compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, agregó 13 países socios en octubre, incluidas las naciones de la ASEAN, Malasia, Vietnam, Indonesia y Tailandia.
La ASEAN, con un PIB combinado de casi 4 billones de dólares, es la quinta economía más grande del mundo.