Los resultados preliminares de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Moldavia el 3 de noviembre muestran que la titular pro-UE Maia Sandu venció al rival pro-ruso Alexandr Stoianoglo.
Con más del 96% de los votos escrutados, Sandu dirige Stoianoglo entre un 53% y un 46% aproximadamente, según la comisión electoral de Moldavia.
Sandu no logró obtener la mayoría en la primera ronda de votación del 20 de octubre, allanando el camino para la segunda vuelta del 3 de noviembre. Las elecciones son un momento decisivo para Moldavia, ya que la nación elige entre la integración a la UE y la influencia rusa.
En la misma votación del 20 de octubre, los moldavos respaldaron un referéndum para consagrar la adhesión del país a la UE a la constitución por un margen muy estrecho. La estrecha decisión generó acusaciones de interferencia electoral por parte de Sandu y funcionarios de la UE.
Las acusaciones de fraude e interferencia electoral han sido el foco de esta elección, con el oligarca fugitivo respaldado por Rusia, Ilan Shor, acusado de lavar más de 39 millones de dólares y utilizar los fondos para difundir propaganda y dirigir a los votantes.
Las autoridades moldavas también están investigando el transporte organizado de votantes, potencialmente vinculado a vuelos y viajes en autobús desde Rusia y otros países, lo que genera preocupaciones sobre influencias externas.
Sandu instó a los moldavos a proteger la independencia del país mediante el voto, y pidió a los ciudadanos resistir la intimidación y defender el camino proeuropeo de su nación.
Mientras tanto, Stoianoglo ha negado su participación en la compra de votos o conexiones con el Kremlin, a pesar del creciente escrutinio.
El tenso ciclo electoral se produce poco después de las muy disputadas elecciones parlamentarias en Georgia, en las que el partido gobernante Sueño Georgiano afirmó haber obtenido la mayoría. Los partidos proeuropeos y los observadores internacionales han puesto en duda la integridad de las elecciones.