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Es fundamental enfatizar la necesidad de iniciativas más específicas y un compromiso firme con la sostenibilidad, que no es sólo un imperativo moral sino también una necesidad económica, escribe Maria van der Heide.
Las recientes elecciones europeas han cambiado la dinámica política de Europa. Ahora hay un número cada vez mayor de partidos políticos que cuestionan la necesidad de adoptar más medidas de sostenibilidad a nivel europeo.
Para quienes estamos comprometidos con que la UE lidere la protección de las personas y del planeta, este reposicionamiento político plantea serias preocupaciones sobre cómo la UE cumplirá sus objetivos críticos de reducción de emisiones, alcanzará la neutralidad climática para 2050 y abordará los desafíos económicos y sociales actuales.
Lo que está en juego es especialmente importante si la ambición por las finanzas sostenibles disminuye, poniendo en peligro los avances logrados hasta ahora.
Durante la legislatura anterior, los legisladores de la UE tomaron medidas decisivas para integrar la sostenibilidad en su marco regulatorio. La adopción de la Ley Europea del Clima en 2021 fue fundamental, ya que hizo jurídicamente vinculante el objetivo de lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 y estableció objetivos ambiciosos de emisiones para 2030.
Esto situó la transición verde en el primer plano de la agenda de la UE, y la prueba de su éxito es la reducción del 24% de las emisiones con respecto a los niveles de 1990.
Al mismo tiempo, nuevas leyes como la Directiva sobre información de sostenibilidad corporativa, el Reglamento sobre divulgación de información financiera sostenible y la Directiva sobre diligencia debida en materia de sostenibilidad corporativa, y disposiciones actualizadas en Solvencia II y la Directiva y el Reglamento sobre requisitos de capital reconocieron y reforzaron el papel desempeñado por el sector financiero para facilitar la transición verde y proteger la estabilidad financiera.
Estas medidas no sólo son beneficiosas para el medio ambiente y nuestra sociedad: son vitales para mejorar la resiliencia y el rendimiento de las empresas, fomentar la transparencia, la evaluación adecuada de riesgos y el pensamiento a largo plazo.
Más poder para quienes revierten el progreso
El nuevo panorama político otorga más poder a quienes quieren hacer retroceder el progreso logrado en favor de normas más favorables a las empresas, aparentemente para impulsar la competitividad europea a nivel global.
Ésta es una falsa contradicción: la sostenibilidad y la competitividad económica no son mutuamente excluyentes.
La sostenibilidad es esencial para que las empresas europeas sigan siendo resilientes, prósperas y competitivas a nivel internacional. Al mismo tiempo, mantener el compromiso con la sostenibilidad preservará los avances ya logrados y garantizará que la UE cumpla sus objetivos climáticos a tiempo.
Hay demasiado en juego como para detenerse o dar marcha atrás. Europa se enfrenta a amenazas cada vez mayores derivadas del cambio climático: aumento de las temperaturas, desaparición de los ecosistemas y aumento del nivel del mar. Estas crisis ambientales exacerban los desafíos socioeconómicos, como las condiciones de trabajo abusivas, la pobreza y la desigualdad.
El sector financiero, a menudo impulsado por su rentabilidad, con frecuencia ignora la sostenibilidad a largo plazo necesaria para abordar estas cuestiones interrelacionadas.
La próxima legislatura es un período crítico para que la UE consolide su liderazgo en la transición hacia una economía sostenible y, al mismo tiempo, mejore su resiliencia y competitividad.
Entre otras iniciativas, esto exige establecer estándares elevados para el sector financiero, garantizar la coherencia regulatoria en lo que respecta a los requisitos de sostenibilidad y adoptar una postura firme contra las prácticas nocivas.
Las prácticas engañosas deben terminar
En primer lugar, la UE debe permitir que el sector financiero apoye un modelo económico justo, inclusivo y sin emisiones de carbono.
Al definir claramente qué actividades impulsan un cambio positivo y qué actividades perjudiciales deben detenerse, los inversores pueden dirigir fondos hacia proyectos que protejan mejor a las personas y al planeta, como energía renovable, infraestructura sostenible y programas de inclusión social.
Al mismo tiempo, combatir el lavado de imagen ecológico y social es fundamental para permitir que los inversores y los consumidores tomen decisiones mejor informadas. Estas prácticas engañosas presentan los productos de inversión como más sostenibles de lo que son, erosionando la confianza y retrasando las acciones necesarias.
Los responsables políticos de la UE deben combatir esto con criterios estrictos que definan las inversiones sostenibles, una supervisión eficaz y sanciones severas en caso de infracción.
Además, proporcionar más y mejor información sobre las opciones de inversión sostenible permitirá a los consumidores evitar el engaño e impulsar un cambio más amplio hacia prácticas de inversión responsable.
Por último, para garantizar la estabilidad financiera y desincentivar el apoyo a proyectos perjudiciales, es fundamental reducir su rentabilidad, haciéndolos menos atractivos. Los bancos y las compañías de seguros deberían destinar más fondos a cubrir los riesgos de las inversiones que dañan el medio ambiente y la sociedad.
No sólo un imperativo moral
Ahora la pelota está en la cancha de los responsables políticos europeos. La semana pasada, los líderes de la UE tomaron decisiones cruciales sobre el liderazgo y la dirección estratégica de la UE para los próximos cinco años.
A pesar de reconocer las catastróficas consecuencias del cambio climático y reiterar el compromiso con la neutralidad climática, la nueva Agenda Estratégica no logra hacer de la transición verde una prioridad independiente, centrándose en cambio en la competitividad y la defensa.
Mientras los nuevos eurodiputados se preparan para iniciar este nuevo mandato y los nuevos presidentes de la Comisión Europea y del Parlamento esperan su nominación formal en julio en la primera sesión plenaria del Parlamento, es fundamental enfatizar el imperativo de iniciativas más específicas y un compromiso firme con la sostenibilidad, que no es solo un imperativo moral sino también una necesidad económica.
Europa no puede permitirse el lujo de flaquear en su búsqueda de un futuro más seguro y sostenible para todos.
Maria van der Heide es jefa de política de la UE en ShareAction.
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