Un tribunal indio en el estado de Rajasthan aceptó una petición de un grupo hindú de derecha que afirma que el santuario de un venerado santo y filósofo sufí musulmán se encuentra en lo alto de un templo dedicado al dios hindú Shiva.
La aceptación de la petición por parte del tribunal el miércoles significa que el tribunal escuchará el caso y finalmente decidirá si el santuario de Mu’in al-Din Chishti debe ser declarado templo hindú o seguir siendo un santuario.
El grupo de derecha detrás de la petición, Hindu Sena, fue fundado en 2011 y está encabezado por Vishnu Gupta. Los activistas del grupo destrozaron una oficina de Pakistan International Airlines en Nueva Delhi, India, en 2016.
En 2017, el grupo celebró una fiesta de cumpleaños para celebrar a Donald Trump, entonces candidato presidencial, llamándolo «el salvador de la humanidad».
El santuario Mu’in al-Din Chisti, ubicado en la ciudad de Ajmer, es uno de los más venerados entre los musulmanes de la India. Chishti fue un filósofo y místico sufí del siglo XIII y, después de su muerte, su tumba se convirtió en un lugar venerado.
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También introdujo la orden Chishti Sufi en el subcontinente indio, que ahora es una de las órdenes sufíes más destacadas del subcontinente.
La petición ha provocado la ira de la comunidad musulmana india, que en múltiples ocasiones ha tenido que lidiar con grupos hindúes que intentan destruir sitios islámicos por afirmaciones de que hay sitios hindúes enterrados debajo.
El más destacado de estos casos fue el de la mezquita Babri en Ayodha. En 1992, turbas hindúes destruyeron la mezquita del siglo XVI, provocando los peores disturbios religiosos en la India desde la independencia y la partición.
Los disturbios mataron a más de 2.000 personas, la mayoría de ellas musulmanas.
Después de una larga batalla judicial, se construyó un templo hindú dedicado a la deidad Ram encima de la mezquita destruida. El templo se inauguró oficialmente en enero de 2024.
En India, bajo el primer ministro Narendra Modi, la idea de Hindutva -a veces conocida como nacionalismo hindú- se ha vuelto más popular, pero a expensas de grupos minoritarios, incluidos musulmanes, sijs y cristianos.
Las organizaciones de derechos humanos han señalado varios casos de políticas antimusulmanas en la India bajo el gobierno de Modi, incluida la revocación del estatus autónomo especial de la Cachemira de mayoría musulmana, la demolición de propiedades musulmanas y la prohibición del hijab en la provincia de Karnataka, donde gobierna el Partido Bharatiya Janata de Modi.