Miles de personas siguen marchando por las calles de Nigeria para pedir que se reviertan las reformas gubernamentales. El año pasado, las autoridades eliminaron los subsidios a los combustibles y devaluaron la moneda del país en un intento de arreglar la economía. Las medidas hicieron que se disparara el costo de la vida, especialmente el precio de los alimentos. El viernes, la policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, que dicen que no van a dar marcha atrás.
Las protestas nacionales llamadas Diez Días de Ira se llevaron a cabo en muchas ciudades de Nigeria el jueves y el viernes a pesar de los enfrentamientos con la seguridad.
«Nos merecemos nuestros beneficios, tenemos recursos minerales, tenemos recursos naturales, la naturaleza bendijo a la gente», dijo Wisdom Chimuanya, un manifestante de Abuja. «Necesitamos un gobierno que sirva al pueblo y no que se enseñoree de él. El señor presidente debe satisfacer las demandas del pueblo, ya es suficiente».
El presidente Bola Tinubu anunció el fin del subsidio a los combustibles durante su toma de posesión en mayo. Poco después, eliminó el límite a la tasa de cambio de la moneda nacional, el naira.
Las autoridades también aumentaron las tarifas de electricidad en más de un 200%.
Los manifestantes dicen que estas políticas han hecho que la vida cotidiana sea inasequible.
El viernes, la tensión aumentó en Abuja cuando los manifestantes se opusieron a la orden del gobierno de no marchar en las calles. Muchos manifestantes resultaron heridos y dicen que la policía estaba disparando munición real.
La policía dijo que sólo utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
Benneth Igweh, comisionado de policía del Territorio de la Capital Federal, que incluye Abuja, dijo que se emitió una orden judicial para evitar interrupciones de las actividades normales en la ciudad.
Los medios locales informaron que 13 personas han muerto en todo el país.
Las autoridades del noreste de Borno y del noroeste de Kano impusieron toques de queda el viernes para controlar la violencia.
«Hasta que el gobierno no nos responda, no vamos a abandonar las calles», dijo Chikaobi Emmanuel, un manifestante en Abuja. «El gobierno está tratando de dispersar a los manifestantes, pero no vamos a ceder. Somos manifestantes pacíficos, ¿por qué el gobierno ordenaría a sus agentes de seguridad que comenzaran a lanzar gases lacrimógenos?»
El mes pasado, los legisladores nigerianos se comprometieron a donar la mitad de sus salarios a los ciudadanos durante seis meses, y las autoridades relajaron los impuestos sobre ciertas importaciones de alimentos, incluido el trigo, para bajar los precios.
El lunes, Nigeria promulgó una nueva ley sobre el salario mínimo, pero los manifestantes afirman que estas medidas no son suficientes y prometen ocupar las calles hasta que los precios del combustible vuelvan a la normalidad.