La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, partió el martes de Senegal hacia Costa de Marfil en su viaje de dos días por África Occidental.
La violencia insurgente y los golpes militares en la región ocuparon un lugar destacado en la agenda, ya que Baerbock visitó un centro de capacitación antiterrorista en Costa de Marfil destinado a prevenir una propagación del terrorismo desde la región central del Sahel.
Baerbock observó un entrenamiento en una academia internacional en Jacqueville, a unos 35 kilómetros (alrededor de 22 millas) de la capital, Abiyán, simulando la prevención de un ataque con bomba en un pueblo rural.
En el operativo participaron drones de vigilancia, unidades caninas, expertos en desactivación de bombas y policía forense, además de fuerzas armadas.
La fuerza policial federal especializada GSG9 de Alemania (las unidades policiales tácticas casi militares del país creadas debido a las limitaciones de desplegar el ejército alemán con fines policiales en territorio nacional) ayuda regularmente con operaciones de entrenamiento en las instalaciones.
El gobierno de Berlín también ha contribuido a financiar el centro de formación, aportando unos 2,5 millones de euros (unos 2,7 millones de dólares). También participan especialistas de Francia y Estados Unidos.
Raros puntos de contacto en África Occidental tras una serie de golpes de Estado
El contexto político de esta cooperación en materia de seguridad fue el foco de la reunión de Baerbock con el presidente marfileño Alassane Ouattara.
Senegal y Costa de Marfil son dos de los pocos socios que quedan en la región para los gobiernos occidentales después de una serie de golpes de Estado en la región del Sahel, al este de Costa de Marfil.
Los ejércitos de Mali, Burkina Faso y Níger —dos de los cuales comparten fronteras con Costa de Marfil— han tomado el poder en los últimos años, alegando que lo hacían debido a los fracasos de los gobiernos en combatir el terrorismo islamista.
Los tres enviaron tropas francesas y de otros países a casa y los combates se han intensificado desde que los militares tomaron el poder.
El trío fue suspendido del grupo regional de la CEDEAO y luego lo abandonó. Desde entonces han creado su propia «alianza defensiva», como la llaman, y han dicho que se mantendrán unidos en caso de una intervención extranjera.
Baerbock hizo el martes un llamamiento a los golpistas para que se abstengan de la violencia y, a largo plazo, faciliten «que los países puedan volver a integrarse en el colectivo regional de la CEDEAO».
«Ésta es la razón del llamamiento a los golpistas pertinentes, a los regímenes, para que el camino para los pueblos debe ser… el construido sobre la paz y no sobre la base militar o la violencia», afirmó.
Baerbock afirmó que se debe hacer «todo lo posible» para intentar garantizar «que no se desestabilicen más democracias en la región».
«Para nosotros la seguridad en el Sahel es central», dijo, añadiendo que ella y Ouattara habían discutido «extensamente» «cómo podemos contribuir a la seguridad aquí en la región».
Alemania está en proceso de renunciar a una base de transporte aéreo operada por la Bundeswehr en Níger a finales de agosto.
Baerbock afirmó que Alemania «no podía seguir como antes» con la asistencia de seguridad en Níger, ya que ya no había «confiabilidad» por parte del gobierno local.
Alemania promete fondos para la educación en el Sahel en un evento en Berlín, como «antídoto» contra el reclutamiento de terroristas
Mientras tanto, la ministra alemana de Desarrollo, Svenja Schulze, presidenta de la mayor plataforma de donantes para la región, la Alianza Sahel, anunció el martes una nueva iniciativa educativa que espera ayudar a más de 2 millones de niños y niñas.
Citó estimaciones de que alrededor del 40% de los niños de la región ya no pueden asistir a las escuelas debido a los riesgos de seguridad.
«La educación es uno de los antídotos más eficaces contra los intentos de reclutamiento de los grupos terroristas, porque la educación da perspectivas a los jóvenes», afirmó Schulze al final de la reunión de la Alianza del Sahel en Berlín.
Reconoció que ya no era posible coordinar con los gobiernos nacionales de la región iniciativas como antes.
«Nos apoyamos mucho más en las autoridades locales y en las organizaciones no gubernamentales», afirmó Schulze. «Sin embargo, también queremos seguir dialogando con los estados golpistas».
(AFP, dpa)