¿CUÁLES SON LAS POSIBLES IMPLICACIONES?
Si bien las corporaciones de seguridad privadas están nominalmente separadas del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China, hay poco que impida que el EPL se infiltre en estas organizaciones e influya en sus operaciones sobre el terreno.
Tener empresas de seguridad privadas chinas en Myanmar también crea una alta probabilidad de que ciudadanos chinos queden atrapados en los combates y posiblemente sean asesinados.
Además, como lo demuestra la reciente y sorprendente caída del régimen de Assad en Siria, los regímenes autoritarios que enfrentan una oposición militante generalizada a veces pueden caer rápidamente.
Rusia e Irán están descubriendo ahora que respaldar un régimen brutal contra la oposición popular puede dejar varados los activos militares y económicos cuando la marea cambia inesperadamente. China debería considerar estas ramificaciones cuidadosamente.
Para la junta de Myanmar, la participación de las fuerzas de seguridad chinas sería un reconocimiento vergonzoso de que no pueden proporcionar ni siquiera una seguridad rudimentaria para los intereses económicos y estratégicos de su principal aliado.
También hace que la junta dependa aún más de China de lo que ya es. Si bien Rusia ha sido el principal proveedor de armas desde el golpe, China sigue siendo una fuente clave de compromiso militar y económico para la junta.
Para las fuerzas de oposición, las operaciones de seguridad chinas complican aún más sus intentos de asegurar el control de centros económicos y de población clave.
Y podría significar que China ahora restringirá su apoyo a algunos de los grupos étnicos armados que luchan contra la junta, como los sucesores del Partido Comunista de Birmania, que tienen raíces étnicas chinas. Esto puede obligar a la oposición a consolidar su giro hacia la producción nacional de armas pequeñas.
La oposición también podría buscar diversificar su actividad económica más allá del contrabando o las rutas comerciales hacia China, reduciendo potencialmente la influencia de China sobre estos grupos en el largo plazo.
Por último, las fuerzas de seguridad chinas pueden afianzar aún más el sentimiento anti-China en todo el país. En octubre, por ejemplo, el consulado chino en Mandalay resultó dañado por un bombardeo.
LOS VECINOS DE MYANMAR ESTARÁN PREOCUPADOS
Sin duda, la India observará estos acontecimientos con preocupación. Si los planes siguen adelante, habrá un número cada vez mayor de fuerzas de seguridad chinas estacionadas en el estado de Rakhine, justo al lado de los enormes proyectos de inversión de la India en el país.
A dos de los otros vecinos de Myanmar –Bangladesh y Tailandia– sin duda les preocupará tener fuerzas chinas a sus puertas y potencialmente asistir a reuniones con funcionarios de Myanmar.
Si bien el nuevo apoyo de China ha proporcionado un salvavidas a la junta, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático también seguirá insistiendo en una resolución política más inclusiva del conflicto. Es poco probable que vean con buenos ojos el aumento de las operaciones de seguridad chinas en Myanmar.
Adam Simpson es profesor titular de estudios internacionales en la Universidad de Australia del Sur. este comentario apareció por primera vez en La conversación.