El presidente interino Choi Sang-mok, que ocupa el cargo apenas desde el viernes, dijo que el accidente fue un «punto de inflexión» para el país y pidió una revisión completa de los sistemas de seguridad aérea.
Instó a los funcionarios a «reexaminar minuciosamente el sistema general de operación de la aeronave… y abordar de inmediato cualquier mejora necesaria».
«Hoy marca el último día de 2024», afirmó el martes, instando a los ciudadanos a «reflexionar sobre el año pasado y prepararse para el nuevo».
«Soy muy consciente de que siempre que surgieron desafíos, tanto a nivel nacional como internacional, todos los ciudadanos y funcionarios públicos se unieron con un solo corazón y mente para superar estas crisis».
«OREMOS POR LA PAZ ETERNA»
En el aeropuerto de Muan, los investigadores revisaron el fuselaje destrozado y los soldados recorrieron cuidadosamente los campos alrededor del aeropuerto el martes, mientras la gente dejaba ofrendas rituales para las víctimas, incluidos alimentos y cartas, cerca del perímetro del aeropuerto.
«Capitán, primer oficial y miembros de la tripulación, muchas gracias por hacer todo lo posible para salvar a los pasajeros. Rezo por su eterno descanso», decía una carta dejada en la valla.
Dentro del aeropuerto, donde los familiares de las víctimas han estado acampados desde el domingo, esperando información, crecía la ira por los retrasos en la identificación de los pasajeros del avión siniestrado.