¿Se encuentra la cuna de la humanidad moderna en el Jura suabo, en el suroeste de Alemania? Esa es la conclusión a la que han llegado los arqueólogos tras el descubrimiento de varias figurillas de 40.000 años de antigüedad talladas en marfil de mamut.
Ahora, un nuevo descubrimiento en la cueva de Hohle Fels, cerca de Blaubeuren, ha confirmado esta hipótesis sobre los primeros humanos.
Durante las excavaciones que se realizaron en el lugar, un estudiante danés encontró una figura de un animal. Mide sólo seis centímetros de largo y no tiene cabeza, pero los investigadores están seguros de que se trata de una representación de una nutria. Para el profesor de arqueología Nicholas Conard, de la Universidad de Tubinga, el pequeño animal es el «hallazgo del año».
Sensación arqueológica
No fue el primer descubrimiento de este tipo: hace más de 20 años, en diciembre de 2003, el equipo de la Universidad de Tubinga anunció que había encontrado las obras de arte más antiguas conocidas en el Jura de Suabia: tres pequeñas figuras talladas en colmillos de mamut.
Fue una sensación arqueológica, un hito en el estudio de la historia humana. Según los científicos, la edad de las figuras, de 35.000 a 40.000 años, marca el umbral más importante en el desarrollo humano: la capacidad de crear representaciones pictóricas y figurativas.
Estas figurillas también aportaron información importante sobre la distribución y los estilos de vida de los habitantes de la Edad de Piedra en Europa. Los científicos habían asumido originalmente que el Homo sapiens era más activo en lo que hoy es Francia, como lo demuestran los numerosos descubrimientos de pinturas rupestres en esa zona.
Pero las excavaciones en el Jura de Suabia dejaron claro que hace unos 45.000 años, durante el Neolítico, el Homo sapiens llegó a la región del Danubio desde el este, conviviendo inicialmente con los neandertales que ya estaban allí.
Los nazis también estaban interesados
A mediados del siglo XIX, los arqueólogos exploraron por primera vez las cuevas del Jura de Suabia, entre los ríos Danubio, Ach y Lone. En sus excavaciones se descubrieron herramientas de piedra y hueso, así como joyas y objetos de arte en numerosos yacimientos que documentan la vida de los neandertales y de los primeros humanos.
Más tarde, los nazis también se interesaron mucho por las cuevas y comenzaron a excavarlas en 1937. La organización nazi Ahnenerbe, una institución cuyo objetivo era «investigar el espacio, el espíritu, los hechos y el legado del indoeuropeísmo del norte de Alemania», fue una de las organizaciones que llevaron a cabo las excavaciones. Los nazis querían utilizar los hallazgos de la Edad de Piedra para demostrar que la «raza aria» se remontaba a esa época.
A finales de agosto de 1939, los arqueólogos nazis encontraron cientos de piezas de marfil en una cueva, pero tuvieron que dejarlas atrás: la Segunda Guerra Mundial había comenzado y los arqueólogos también fueron llamados al frente.
No fue hasta 30 años después que los especialistas pudieron reconstruir a partir de los fragmentos una figura: un híbrido de león y humano, de unos 31 centímetros de altura. Podría representar a un chamán, lo que hace referencia a posibles prácticas chamánicas durante la Edad de Piedra.
Leones y mamuts
En 1995, Nicholas Conard y su equipo volvieron a iniciar las excavaciones. Ocho años después, el equipo hizo un descubrimiento sensacional: desenterraron tres figuras: una cabeza de caballo, una ave acuática y otro hombre-león, de apenas dos centímetros de altura. La mayoría de las figuras miden entre cinco y seis centímetros de altura y muchas de ellas tienen un ojal para colgarlas o como decoración. Las figuras de animales, entre ellos osos, caballos, leones cavernarios y mamuts, permiten extraer conclusiones sobre el mundo animal de la Europa de la Edad de Piedra.
Otro descubrimiento interesante fue la “Venus de Hohle Fels”, una figura femenina de unos seis centímetros de altura, con grandes pechos y una vulva prominente. En lugar de cabeza, tiene un ojal que podría haber permitido usarla como amuleto que simbolizaba la feminidad o la fertilidad.
Se han encontrado en toda Europa otras figurillas de Venus, que se estima que son unos 10.000 años más jóvenes, y algunos investigadores sospechan que la gente las utilizaba para adorar a las diosas madres.
Otros hallazgos, como piezas de joyería y una flauta hecha con huesos de cuello de cisne, que se considera el instrumento musical más antiguo del mundo, dan testimonio de la alta cultura de los pueblos de la Edad de Piedra. Así pues, ahora sabemos que nuestros antepasados no eran simples cavernícolas, sino cazadores-recolectores con un alto nivel de espiritualidad y capacidad para expresarse a través del arte y la música.
Las cuevas son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
El significado de la pequeña nutria descubierta recientemente está abierto a la interpretación. Nicholas Conard duda en atribuirle un simbolismo específico, pero sugiere que podría ser una prueba de la admiración de la gente por la capacidad de la nutria para pescar.
«En aquella época, la gente comía mucho pescado», afirmó Connard. No cabe duda de que la nutria demuestra «que la gente de aquella época estaba mucho más relacionada con los animales acuáticos de lo que pensábamos», añadió al presentar el hallazgo.
Desde 2017, las cuevas de los valles del Danubio y del Lone forman parte del Cuevas y arte de la Edad de Hielo en el Jura de Suabia, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCOMientras los turistas recorren las cuevas, las excavaciones continúan. Cada nuevo descubrimiento nos acerca a la vida de nuestros antepasados de la Edad de Piedra.
Este artículo fue escrito originalmente en alemán.