Los legisladores de la oposición francesa derrocaron al gobierno el miércoles, arrojando a la segunda mayor potencia económica de la Unión Europea a una crisis política que amenaza su capacidad para legislar y controlar un enorme déficit presupuestario.
Los legisladores de extrema derecha y de izquierda unieron fuerzas para respaldar una moción de censura contra el primer ministro Michel Barnier y su gobierno, con una mayoría de 331 votos a favor de la moción.
Se esperaba que Barnier presentara en breve su dimisión y la de su gobierno al presidente Emmanuel Macron.
Ningún gobierno francés había perdido un voto de confianza desde el de Georges Pompidou en 1962. Esta vez, Macron había iniciado la crisis al convocar elecciones anticipadas en junio que dieron como resultado un parlamento polarizado.
Con su presidente disminuido, Francia ahora corre el riesgo de terminar el año sin un gobierno estable o un presupuesto para 2025, aunque la constitución permite medidas especiales que evitarían un cierre del gobierno al estilo estadounidense.
La agitación política en Francia debilitará aún más a una Unión Europea que ya se tambalea por la implosión del gobierno de coalición de Alemania, y semanas antes de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, regrese a la Casa Blanca.