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Europa debe estar preparada para un cambio en la política comercial de EE.UU., advierte Lagarde

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La presidenta del BCE, Christine Lagarde, instó a Europa a prepararse para posibles cambios en la política comercial de Estados Unidos, advirtiendo sobre aranceles selectivos bajo Trump. En su intervención en Davos, destacó la necesidad de reformas económicas, defendió los cautelosos recortes de tipos del BCE y señaló que los precios de la energía son clave para la inflación.

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Europa debe prepararse para posibles cambios en la política comercial de Estados Unidos, advirtió la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, diciendo que, si bien la administración del presidente Donald Trump se abstuvo de imponer aranceles generales el día de su toma de posesión, aún podrían surgir medidas selectivas en las próximas semanas.

En su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos el miércoles durante una entrevista con CNBC, Lagarde subrayó la necesidad de que Europa «esté preparada y anticipe lo que sucederá para poder responder».

¿Podría estar en el horizonte una guerra comercial con Estados Unidos?

El comercio siempre es un gran tema de conversación en Davos, pero con Trump de regreso en la Casa Blanca, los temores al proteccionismo estadounidense están acaparando la atención.

Europa ha abogado durante mucho tiempo por mercados abiertos, no sólo como un «principio moral», sino también porque se beneficia económicamente del comercio con Estados Unidos. El superávit comercial de la eurozona con Estados Unidos se situó en casi el 1% del producto interno bruto en 2023, impulsado por sectores clave como el químico y el farmacéutico.

Al abordar la posibilidad de que Europa resista una guerra comercial, Lagarde reconoció que, si bien las discusiones deben continuar, la idea de que Estados Unidos podría reducir significativamente las importaciones de Europa para impulsar la manufactura nacional es «cuestionable», porque la economía estadounidense está «en pleno apogeo en este momento». ”.

Con la economía estadounidense funcionando a plena capacidad y el desempleo en niveles históricamente bajos, sugirió que reemplazar las importaciones europeas con producción nacional «llevará un poco de tiempo».

¿Un renovado impulso a la competitividad europea?

La conversación también abordó la competitividad europea, un tema que dominó las discusiones en 2024.

Lagarde indicó que «el diagnóstico está hecho» sobre el futuro económico de Europa, citando informes del ex presidente del BCE Mario Draghi y del economista Enrico Letta que pidieron reformas urgentes en materia de productividad e innovación en medio de los desafíos demográficos.

La respuesta de Europa debe ser ahora «acción, acción, acción», insistió.

El liderazgo de Trump podría ser un catalizador para la reforma

Lagarde enfatizó que Europa actúa cuando enfrenta una amenaza externa y que la incertidumbre que rodea la política comercial de Estados Unidos podría actuar como un catalizador para la reforma.

Destacó que la fortaleza económica de Europa reside en su gran mercado de consumo, pero las barreras internas siguen siendo un desafío.

«Creamos el Mercado Único… pero no terminamos el trabajo», señaló Lagarde, señalando que las barreras no resueltas a la libre circulación de bienes y servicios podrían debilitar la posición de Europa en las negociaciones comerciales globales.

Política monetaria: ¿se está quedando atrás el BCE?

En cuanto a la política monetaria, Lagarde reforzó el compromiso del BCE con reducciones de tasas medidas y dependientes de los datos, resistiendo la especulación del mercado sobre el ritmo y la magnitud de los recortes.

Reiteró su confianza en que la inflación caerá hasta el objetivo del 2% este año.

Actualmente, los mercados están descontando múltiples recortes de tipos del BCE este año, y algunos analistas predicen cuatro reducciones para el verano, elevando los tipos del 3% al 2%.

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Cuando se le preguntó si este ritmo parecía apropiado, Lagarde evitó comprometerse con un calendario, diciendo que es probable que se produzcan «movimientos graduales», pero que las decisiones seguirán dependiendo de los datos.

Lagarde también descartó las preocupaciones de que el BCE se esté quedando atrás en los recortes de tipos, señalando que «no hemos revisado mucho las previsiones de inflación en los últimos cinco conjuntos de proyecciones», lo que refuerza la confianza en el enfoque actual del banco central.

La divergencia entre Estados Unidos y la UE en los tipos de interés

Una diferencia clave entre el BCE y la Reserva Federal de Estados Unidos es el ritmo de la flexibilización monetaria.

Si bien la Reserva Federal ha señalado un ciclo de recortes de tasas más agresivo, el BCE ha adoptado un enfoque más cauteloso.

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Lagarde reconoció esta divergencia y explicó que refleja «un entorno económico diferente» entre las dos regiones.

Con la inflación en Europa estabilizándose y un crecimiento económico previsto del 1% en 2025, el BCE está adoptando una postura mesurada.

Lagarde reiteró que el foco del banco central sigue siendo la estabilidad de precios y que su mandato no incluye factores como el empleo, a diferencia del de la Reserva Federal.

Precios de la energía e incertidumbre global

Lagarde también señaló los precios de la energía como una variable clave en las futuras decisiones de política monetaria, sugiriendo que mayores caídas en los costos del petróleo y el gas podrían tener un impacto significativo en la dinámica de la inflación.

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Se mostró cautelosa a la hora de dar orientaciones futuras y afirmó que «aplicaremos el método y tomaremos todos los datos tal como vayan llegando».

Mientras Europa navega por un panorama global cada vez más incierto, el BCE sigue comprometido con su enfoque gradual basado en datos, mientras las autoridades vigilan de cerca las decisiones comerciales de Estados Unidos y sus posibles consecuencias económicas.

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