Al iniciarse el juicio de la “banda de los recién nacidos”, la sala del tribunal del lado europeo de Estambul estaba repleta de familiares y periodistas, y se esperaba que 47 sospechosos testificaran en las próximas semanas.
Los fiscales creen que una red de personal de hospitales privados, desde gerentes hasta médicos, operadores de llamadas de emergencia y conductores de ambulancias, conspiró para enviar bebés sanos a ciertas unidades de atención neonatal para obtener ganancias financieras.
Dando a los padres motivos médicos falsos, los acusados supuestamente mantuvieron a algunos de los bebés en cuidados intensivos innecesariamente, a veces durante semanas seguidas.
Otros bebés que necesitaban atención especializada no recibieron el tratamiento que necesitaban, en un escándalo que conmocionó a la nación cuando se hizo público el mes pasado.
El objetivo era conseguir un pago de seguridad social de 8.000 liras turcas (230 dólares estadounidenses) por día, que se concede a los hospitales privados que tratan a recién nacidos, además de la tarifa cobrada a los padres.