El caso que enfrenta al New York Times y la Comisión de la UE por no revelar los mensajes de texto entre la presidenta Ursula von der Leyen y el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, sobre los contratos de la vacuna COVID-19 ha entrado en la fase de audiencia.
Un caso legal fundamental entre The New York Times y la Comisión Europea visto en Luxemburgo el viernes podría establecer un nuevo punto de referencia para el acceso público a los documentos de la UE.
El caso fue iniciado por la ex jefa de la oficina de Bruselas del New York Times, Matina Stevis-Gridneff, y se centra en cuestiones de transparencia en torno a la adquisición de vacunas durante la pandemia de COVID-19, con especial énfasis en la falta de divulgación de los mensajes de texto enviados entre el presidente de la Comisión Europea, von der Leyen y el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla.
En abril de 2021, The New York Times informó sobre los mensajes de texto intercambiados entre von der Leyen y Bourla sobre contratos de vacunas.
La publicación descubrió la existencia de estos mensajes durante entrevistas con Bourla, pero enfrentó obstáculos al solicitar acceso a ellos. La Comisión afirmó que no podía proporcionar los textos.
Después de repetidos intentos fallidos de obtener los mensajes, The New York Times elevó el asunto al Tribunal de Justicia Europeo (TJUE) en enero de 2023.
Los argumentos centrales
Si bien el caso se originó en la adquisición de vacunas durante la pandemia, la cuestión central gira en torno a la transparencia.
El New York Times sostiene que, según el reglamento de la UE de 2001 sobre el acceso público a los documentos, los mensajes de texto califican como «documentos» y deben conservarse y ponerse a disposición cuando se solicite.
El reglamento define un documento como “cualquier contenido, cualquiera que sea su soporte (escrito en papel, almacenado en formato electrónico o como grabación sonora, visual o audiovisual), relativo a un asunto relacionado con las políticas, actividades y decisiones dentro del ámbito de la institución. ámbito de responsabilidad”.
El New York Times sostiene que la Comisión no documentó ni registró adecuadamente los mensajes de texto. Sin embargo, los abogados de la Comisión argumentan que los mensajes de texto, por su naturaleza, son de corta duración y no cumplen los criterios para su inclusión en el sistema de gestión documental de la institución.
La Comisión afirma además que dichos textos sólo se habrían registrado si contuvieran información sustancial que requiriera medidas o seguimiento.
Las declaraciones del director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, en la entrevista sugieren que los textos se limitaban a conversaciones privadas entre él y von der Leyen, según la Comisión.
A pesar de una búsqueda «renovada, exhaustiva, pero infructuosa», la Comisión sostiene que los mensajes no fueron archivados porque no cumplían los criterios de documentación oficial.
Cuando Euronews se puso en contacto con ella, la Comisión Europea declinó hacer comentarios.
Contratos de vacunas bajo escrutinio
La vacuna Pfizer-BioNTech fue la primera en recibir la autorización de la UE en diciembre de 2020, tras un acuerdo de compra anticipada de 200 millones de dosis.
Los contratos posteriores de marzo y mayo de 2021 aseguraron dosis adicionales por valor de 2.400 millones de euros, con una opción por 900 millones más.
Si bien estos contratos inicialmente prometían alivio de la pandemia, desde entonces los problemas de transparencia han nublado el proceso.
Este caso es una de varias controversias en torno a las compras de vacunas COVID-19 por parte de la UE.
A principios de este año, el TJCE anuló una decisión de la Comisión de redactar secciones clave de los contratos de vacunas COVID-19, dictaminando que la institución no había proporcionado acceso suficiente a los acuerdos de compra.
Mientras tanto, la Fiscalía Europea (EPPO) inició una investigación en octubre de 2022 sobre la adquisición de vacunas en la UE, aunque no se ha llegado a ninguna conclusión.
Se espera que un tribunal belga en Lieja decida en diciembre si él o la Fiscalía Europea tienen jurisdicción sobre posibles acusaciones de mala conducta.
No se espera que la audiencia de Luxemburgo resulte en una sentencia rápida, ya que normalmente transcurren meses entre las audiencias y los fallos.