Después de muchos años de política partidista, un lenguaje cada vez más divisivo, un discurso inflamatorio e inflamatorio han contribuido a un ambiente de miedo e incertidumbre, afectando no solo a la dinámica política sino también a las prioridades y percepciones de los jóvenes.
Como psicólogo del desarrollo La OMS estudia la intersección de los medios de comunicación y la salud mental de los adolescentes, y como madre de dos niños de la Generación Z, he visto de primera mano cómo los factores sociales externos pueden dar forma profundamente al bienestar emocional de los jóvenes.
Esto fue puesto en alivio a través de los resultados de un encuesta reciente Mis colegas y yo realizamos con 1.644 jóvenes en los Estados Unidos, de 10 a 24 años. El estudio no fue diseñado como una encuesta política, sino como una ventana de lo que realmente importa para los adolescentes. Pedimos a los participantes que calificaran la importancia de 14 objetivos personales. Estos incluyeron deseos adolescentes clásicos como «ser popular», «divertirse» y «ser amable».
Ninguno de estos se clasificó como la principal prioridad. En cambio, la respuesta número 1 fue «estar seguro».
Lo que una vez fue dado por sentado
Los hallazgos son iluminadores y desgarradores. Cuando era adolescente, hice innumerables cosas inseguras. Mis compañeros y yo no nos detenimos en el daño; Persiguimos la diversión y la libertad.
Mientras que las generaciones anteriores pueden haber dado por sentado la seguridad, los jóvenes de hoy están creciendo en una era de crisis compuestas – Disparos escolares, una crisis climática que empeora, incertidumbre financiera y el trauma persistente de una pandemia global. Aunque nuestra investigación no identificó las causas específicas de los temores de los adolescentes, la exposición constante a las crisis, amplificada por las redes sociales, probablemente juega un papel importante en el fomento de un sentido generalizado de preocupación.
A pesar de los datos mostrando que muchos aspectos de la vida son más seguros ahora que en generaciones anteriores, Los jóvenes simplemente no lo sienten. Su percepción del peligro se forma aún más por eventos como los incendios recientes que devastaron Los Ángeles, reforzando la creencia de que el peligro, posiblemente causado por crisis globales como el cambio climático, acecha en todas partes.
Este cambio en la perspectiva tiene Implicaciones profundas para el futuro de esta generación y los que vienen.
Tiempo especialmente vulnerable
Adolescenciacomo primera infanciaes un período fundamental para el desarrollo del cerebro. Los jóvenes son particularmente sensibles a su entorno, ya que sus cerebros evalúan el entorno para prepararlos para la independencia.
Esta etapa de desarrollo: cuando la capacidad de regular las emociones y evaluar críticamente la información es Todavía madurando – Los hace especialmente vulnerables a los impactos duraderos.
Los estudios muestran que Los adolescentes luchan por poner las amenazas en el contexto. Esto los hace particularmente vulnerables a los mensajes impulsados por el miedo que prevalecen en las redes tradicionales y sociales, lo que se amplifica aún más por la retórica política y el cambio de culpa. Esta vulnerabilidad tiene implicaciones para su salud mental, ya que la exposición prolongada al miedo y la incertidumbre se ha relacionado con Mayores tasas de ansiedaddepresión e incluso problemas de salud física.
Entonces, cuando los medios de comunicación que consume Gen Z están dominados por el miedo, ya sea a través de titulares, publicaciones en redes sociales, retórica política o incluso historias en películas y televisión, podría dar forma a su cosmovisión de manera que pueda reverberarse para las generaciones venideras.
Impacto generacional duradero
Se ha demostrado que los eventos históricos dan forma a la cosmovisión de generaciones enteras.
Por ejemplo, el Gran depresión Impactó principalmente la vida cotidiana de la generación silenciosa, los nacidos entre 1928 y 1945. Además, sus efectos a largo plazo en las actitudes financieras y las preocupaciones de seguridad resonaron en la generación de baby boomer, influyendo en cómo los nacidos entre 1946 y 1964 abordaron dinero, estabilidad y estabilidad y estabilidad riesgo a lo largo de sus vidas.
Del mismo modo, los adolescentes de hoy, creciendo en medio de una serie de crisis globales compuestas, probablemente tendrán la impronta de este período de mayor miedo e incertidumbre en la edad adulta. Esta experiencia formativa podría dar forma a su salud mental, toma de decisiones e incluso su identidad colectiva y sus valores en las próximas décadas.
Además, los sentimientos de inseguridad e inestabilidad pueden hacer que las personas más receptivo a la mensajería basada en el miedoque podría influir en sus elecciones políticas y sociales. En una era marcada por el surgimiento de gobiernos autoritariosesta susceptibilidad podría tener implicaciones de largo alcance porque el miedo a menudo impulsa a las personas a priorizar la seguridad inmediata sobre ideales morales o ideológicos.
Como tal, estas dinámicas pueden dar forma profundamente cómo esta generación se involucra con el mundo, las causas que defienden y los líderes que eligen seguir.
Espacio para el optimismo?
Curiosamente, «ser amable» fue calificado como el número 2 en nuestra encuesta, independientemente de otras demografía. Si bien la seguridad domina sus prioridades, los adolescentes aún valoran las cualidades que fomentan la conexión y la comunidad.
Este hallazgo indica una dualidad en sus aspiraciones: si bien sienten un sentido generalizado de peligro, también reconocen la importancia de las relaciones interpersonales y el bienestar emocional.
Nuestros hallazgos son un llamado para ver el contexto social más amplio que configura el desarrollo adolescente. Por ejemplo, el Aumento de la escuela Los ejercicios de seguridad, aunque están destinados a proporcionar una sensación de preparación, pueden reforzar involuntariamente los sentimientos de inseguridad. Del mismo modo, la narrativa apocalíptica en torno al cambio climático puede crear una sensación de impotencia que podría agravar aún más sus miedos y dejarlos queriendo enterrar sus cabezas en la arena.
Comprender cómo se forman estas percepciones y sus implicaciones para la salud mental, la toma de decisiones y el comportamiento es esencial para los padres, narradores de cuentosformuladores de políticas e investigadores.
Creo que también debemos considerar cómo los sistemas sociales contribuyen al sentido generalizado de la incertidumbre y el miedo entre los jóvenes. La investigación adicional puede ayudar a desenredar la compleja relación entre los factores estresantes externos, el consumo de medios y el bienestar de los jóvenes, arrojando luz sobre cómo apoyar mejor a los adolescentes durante esta etapa formativa de la vida.