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Los estudiantes estaban a punto de instalarse en sus clases después de cantar el himno nacional de Nigeria cuando se escucharon los disparos. Entonces estalló el caos. Eran alrededor de las 8 de la mañana del jueves cuando decenas de hombres armados vestidos con uniformes militares entraron en motocicletas en el recinto escolar de Kuriga, una tranquila aldea agraria a 100 kilómetros de la ciudad de Kaduna, en el noroeste de Nigeria. El secuestro se ha convertido en un tema importante y una amenaza para la vida cotidiana en Nigeria desde que el presidente Bola Tinubu llegó al poder en mayo pasado prometiendo cambiar la situación.