Donald Trump tenía planes ambiciosos para su mitin del domingo en el Madison Square Garden de Nueva York. En el corazón de la “América azul”, el ex presidente nacido en Queens pretendía demostrar su alcance político en un estado que no ha votado por los republicanos desde que Ronald Reagan logró una victoria aplastante en 1984.
Pero el evento rápidamente tomó un giro oscuro cuando el comediante Tony Hinchcliffe y otros oradores salpicaron sus comentarios con lenguaje racista, xenófobo y misógino.
“No sé si ustedes saben esto, pero ahora mismo hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano. Creo que se llama Puerto Rico”, declaró Hinchcliffe, provocando risas dispersas e incómodas entre la multitud.
La reacción a la rutina de Hinchcliffe fue rápida, incluso entre republicanos prominentes, que se arriesgaron a posibles represalias al hablar en contra de la elección de entretenimiento de Trump.
El senador estadounidense Rick Scott de Florida, un aliado de Trump que se postula para la reelección este año, publicó en las redes sociales: “La broma fracasó por una razón. No es gracioso y no es verdad”.
La representante María Elvira Salazar de Florida, miembro cubanoamericana del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, expresó su “disgusto” con el lenguaje de Hinchcliffe. «Esta retórica no refleja los valores del Partido Republicano», dijo.