Durante mucho tiempo, la inversión extranjera ha sido una fuerza impulsora clave del desarrollo económico del país. China ha trabajado para atraer esa inversión desde finales de los años 70. Fue la introducción de la inversión extranjera lo que marcó el comienzo de un período de reforma, apertura y modernización socialista en China. Dadas las circunstancias, ¿deberíamos preocuparnos de que la reciente caída haga que la economía china se desacelere aún más?
En primer lugar, conviene señalar que centrarse únicamente en el retiro de inversiones extranjeras puede ser engañoso. China sigue siendo un importador neto de inversiones. En las últimas tres décadas, el valor de la IED neta de China (es decir, las inversiones menos las salidas) siempre ha sido positivo. Además, China, con una entrada total de IED de 163.000 millones de dólares, seguía siendo el segundo mayor receptor de IED del mundo en 2023.
Si bien la inversión extranjera está en franca retirada, un aspecto más crítico es hasta qué punto esas inversiones siguen afectando a la economía china actual. En otras palabras, ¿son tan irremplazables como lo eran hace décadas?