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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha anunciado planes para un mayor despliegue del nuevo sistema de misiles hipersónicos dirigido a Ucrania. Durante una reunión televisada con jefes militares, describió la decisión como parte de una estrategia más amplia para reforzar la defensa nacional. «Continuaremos con estas pruebas, incluso en condiciones de combate, dependiendo de la situación y el carácter de las amenazas a la seguridad planteadas contra Rusia», declaró, marcando una importante escalada en el conflicto en curso.
El misil hipersónico Oreshnik, capaz de alcanzar velocidades de Mach 10, representa un salto significativo en la tecnología militar. Putin elogió el arma y afirmó: “De hecho, se ha tomado la decisión de comenzar la producción en serie”. Estos misiles, equipados con ojivas convencionales, pueden causar una destrucción comparable a la de las armas nucleares cuando se despliegan en grandes cantidades.
Rusia llevó a cabo su primer despliegue del misil durante un ataque al Dniéper. El ataque, descrito como una “respuesta directa” al uso por parte de las fuerzas ucranianas de armas suministradas por Occidente en territorio ruso, subraya la disposición del Kremlin a tomar represalias contra las amenazas percibidas. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, reforzó esta postura, acusando a Occidente de “decisiones imprudentes” al armar a Ucrania.
La declaración de Putin subrayó la ventaja tecnológica que Rusia afirma tener en armamento hipersónico. Si bien reconoció que otras naciones podrían desarrollar sistemas similares dentro de unos años, enfatizó: “Ahora tenemos este sistema. Eso es importante”. Este avance, según Putin, garantiza la soberanía y la integridad territorial de Rusia.
La decisión de producir el misil a gran escala coincide con una mayor participación de la OTAN. La OTAN y Ucrania celebrarán conversaciones de emergencia tras el ataque, lo que refleja las preocupaciones sobre las implicaciones del arma para el conflicto de casi tres años. El Primer Ministro de Polonia, Donald Tusk, describió la situación como «adquiriendo dimensiones muy dramáticas» en su fase decisiva.
Ucrania ha respondido a la amenaza intensificada solicitando sistemas actualizados de defensa aérea a sus aliados occidentales. El presidente Volodymyr Zelensky afirmó: «El Ministro de Defensa de Ucrania ya está celebrando reuniones con nuestros socios sobre nuevos sistemas de defensa aérea». La solicitud destaca la urgencia de contrarrestar los avances tecnológicos de Rusia en materia de armamento.
El general Sergei Karakayev, jefe de las Fuerzas de Misiles Estratégicos de Rusia, se hizo eco de las afirmaciones de Putin sobre el potencial devastador del misil Oreshnik. Hizo hincapié en que sus ataques convencionales son «comparables en efecto al uso de armas nucleares». Esta escalofriante afirmación ha alarmado a los observadores internacionales, que ven el despliegue como un paso más hacia una escalada a gran escala.
Paralelamente, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, expresó su preocupación por la participación de Estados Unidos, citando la tecnología avanzada necesaria para guiar las armas suministradas a Ucrania. Advirtió contra la subestimación de la capacidad de represalia de Rusia y afirmó: «No es un truco; habrá consecuencias».
En medio de estos acontecimientos, el parlamento de Ucrania ha intensificado las medidas de seguridad y canceló sesiones tras el ataque al Dnipro. El ataque ha despertado temores de una escalada del conflicto, mientras ambas partes se preparan para fases potencialmente decisivas de la guerra.
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