El ataque mortal del lunes contra la capital de Ucrania, Kiev, que causó graves daños al mayor hospital infantil del país y a un centro de atención médica para mujeres, puso claramente de relieve el impacto devastador de la guerra en curso. Este tipo de ataques causan tragedias inmediatas, pero también repercuten en el tejido demográfico del país, exacerbando problemas demográficos ya críticos.
Los bombardeos que se están produciendo en Ucrania han afectado considerablemente a los servicios sanitarios, incluidas las unidades de maternidad y neonatología. Los hospitales han tenido dificultades para prestar una atención adecuada debido a la escasez de recursos, las instalaciones dañadas y el suministro de energía debilitado. El estrés y el trauma provocados por los bombardeos constantes, especialmente en las líneas del frente, también han afectado a las mujeres embarazadas. Los médicos del país han informado de un aumento de las tasas de complicaciones en el embarazo, partos prematuros y nacimientos con bajo peso al nacer.
Al conmemorar el Día Mundial de la Población, debemos explorar si existen soluciones a estos desafíos y qué experiencias globales podrían ser útiles para Ucrania.
En todo el mundo se están produciendo cambios demográficos. Mientras que algunos países ven crecer su población, otros, como Ucrania, se enfrentan a la despoblación y al envejecimiento. La tasa de natalidad en los países de Europa del Este oscila entre aproximadamente 1,3 y 1,8 hijos por mujer, similar a la de otras partes de Europa. Sin embargo, a diferencia de Europa Occidental, donde la inmigración ha estabilizado o incluso aumentado las poblaciones, Europa del Este, incluida Ucrania, ha experimentado descensos significativos debido a la migración y a tasas de natalidad muy bajas.
La invasión a gran escala de Rusia ha profundizado la crisis demográfica de Ucrania: las tasas de natalidad han caído por debajo de 1,0 –convirtiéndose en una de las más bajas del mundo– mientras que la ya extremadamente baja expectativa de vida en Ucrania ha disminuido aún más, especialmente entre la población masculina, y los patrones de migración han cambiado drásticamente. El desplazamiento masivo de personas dentro del país y al exterior ha despoblado ciertas regiones y envejecido a la nación, ya que la mayoría de los refugiados son mujeres, jóvenes y niños. Casi dos años y medio después del inicio de la guerra a gran escala, la población de Ucrania se ha reducido en más de 10 millones, y casi cinco millones de personas viven en territorios ahora ocupados por Rusia. Sin una intervención estratégica, esta profunda disminución de la población puede tener consecuencias para generaciones.
Algunos proponen soluciones sencillas, como aumentar las prestaciones por hijo para impulsar la tasa de natalidad. Si bien esas medidas pueden ofrecer beneficios a corto plazo, no garantizan la estabilidad demográfica a largo plazo. Los incentivos financieros por sí solos no abordan adecuadamente los problemas subyacentes, como los desafíos que plantea el cuidado de los niños y las limitadas oportunidades de desarrollo para ellos.
La experiencia de los países balcánicos muestra que el aumento de la tasa de natalidad no garantiza que esos niños permanezcan en su país de origen cuando sean adultos. Los trabajadores sociales de Ucrania observaron que el aumento de las prestaciones sociales a principios de los años 2000 condujo a una mayor tasa de natalidad entre las familias de bajos ingresos, que entonces tuvieron dificultades para criar a sus hijos. Una encuesta del Instituto de Demografía e Investigación Social concluyó que la ayuda financiera influyó en la tasa de natalidad de sólo un 12 por ciento de los padres, lo que sugiere que la mayoría de las familias habrían tenido hijos, independientemente de las prestaciones.
La experiencia mundial demuestra que las soluciones eficaces deben tener en cuenta las necesidades y capacidades individuales de todos los grupos de la población. Por tanto, para mejorar la situación demográfica de Ucrania es necesario crear un entorno en el que todos tengan oportunidades de autorrealización y puedan compatibilizar armoniosamente su carrera profesional y su rol como padres.
Por ejemplo, las políticas favorables a la familia que se aplican en Suecia desde los años 70 demuestran los beneficios a largo plazo de un modelo familiar en el que ambos padres pueden trabajar. Los ingresos familiares más elevados aumentan las posibilidades de que los niños accedan a una educación de calidad, y los sistemas de crianza responsable apoyan a las mujeres en el mercado laboral, alientan a los hombres a tomar licencias por maternidad y promueven la igualdad de género.
Ucrania ha avanzado en este sentido. En 2021 se aprobó una ley para garantizar la igualdad de oportunidades de cuidado de los hijos para ambos padres, introduciendo un nuevo tipo de licencia para los padres en caso de parto.
Comprender la estructura demográfica actual y sus necesidades es esencial para desarrollar estrategias sólidas que permitan superar los desafíos demográficos. Sin embargo, el último censo de población de Ucrania se realizó en 2001, y realizar uno ahora, en medio de una guerra a gran escala con millones de personas en situación de migración forzada, no es práctico, aunque el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) ha apoyado al gobierno ucraniano en la elaboración de una estrategia demográfica para abordar sus desafíos y objetivos demográficos, sociales y humanitarios durante la guerra y en el largo plazo.
Para hacer frente a los desafíos demográficos también es necesario centrarse en la inclusión. El creciente nivel de discapacidad debido a la guerra exige la plena inclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral, lo que implica tanto adaptaciones físicas como la formulación de políticas que tengan en cuenta sus necesidades y capacidades. Además, la tendencia al envejecimiento de la población exige políticas que mejoren el acceso de las personas mayores al mercado laboral, permitiéndoles seguir contribuyendo al crecimiento económico y mejorando su calidad de vida y ofreciéndoles un sentido más profundo de propósito.
En Ucrania, donde muchos hombres han sido reclutados para la guerra, también ha aumentado el número de hogares encabezados por mujeres. Este cambio ha creado brechas económicas que las mujeres deben llenar, lo que pone de relieve la necesidad de una economía inclusiva que fomente la formación de capacidades y empodere a las mujeres para asumir funciones que tradicionalmente han estado a cargo de los hombres. En la agricultura, por ejemplo, Ucrania, conocida como el “granero de Europa”, depende de una mayor participación de las mujeres para sostener su vital producción de cereales y mantener la producción alimentaria local y regional.
El camino de Ucrania hacia la sostenibilidad demográfica comienza con la evaluación de su capital demográfico y la inversión en su desarrollo. Tan pronto como la situación de seguridad lo permita, Ucrania debería realizar un censo de población, algo que no se ha hecho en más de 20 años. Esto no sólo determinará el número de personas en el país, sino que también identificará sus características sociodemográficas, que serán cruciales para planificar la recuperación y el desarrollo del país. Las medidas políticas deben basarse en un análisis exhaustivo de estos datos demográficos, con el objetivo de colocar los derechos humanos y las oportunidades en primer plano. Si bien la guerra en curso complica estos esfuerzos, la promoción de políticas inclusivas de género, la superación de los estereotipos y la creación de oportunidades económicas para todos impulsarán el desarrollo del capital humano.
La situación demográfica de Ucrania es un desafío multifacético que requiere soluciones integrales, inclusivas y a largo plazo. Solo abordando las causas profundas y creando entornos propicios para todos los ciudadanos podremos superar esta crisis y construir un futuro sostenible para Ucrania.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente la postura editorial de Al Jazeera.