La Unión Europea llegó el sábado a un acuerdo sobre una legislación histórica que obligaría a Facebook, YouTube y otros servicios de Internet a combatir la desinformación, revelar cómo sus servicios amplifican el contenido divisivo y dejar de orientar los anuncios en línea según el origen étnico, la religión o la orientación sexual de una persona.
La ley, llamada Ley de Servicios Digitales, tiene como objetivo abordar los daños sociales de las redes sociales al exigir a las empresas que vigilen sus plataformas de manera más agresiva en busca de contenido ilícito o se arriesguen a multas de miles de millones de dólares. Las empresas tecnológicas se verían obligadas a establecer nuevas políticas y procedimientos para eliminar el discurso de odio, la propaganda terrorista y otros materiales identificados como ilegales por los países de la UE.
La ley tiene como objetivo poner fin a una era de autorregulación en la que las empresas de tecnología establecen sus propias políticas sobre qué contenido podría permanecer activo o eliminarse. Se destaca de otros intentos regulatorios al abordar el discurso en línea, un área que está en gran medida fuera de los límites en los Estados Unidos debido a las protecciones de la Primera Enmienda. Google, propietaria de YouTube, y Meta, dueña de Facebook e Instagram, enfrentarían auditorías anuales por “riesgos sistémicos” vinculados a sus negocios, mientras que Amazon enfrentaría nuevas reglas para detener la venta de productos ilegales.
La Ley de Servicios Digitales es parte de un doble golpe de la UE para abordar los efectos sociales y económicos de los gigantes tecnológicos. El mes pasado, el bloque de 27 naciones acordó una ley radical diferente, la Ley de Mercados Digitales, para contrarrestar lo que los reguladores ven como un comportamiento anticompetitivo por parte de las firmas tecnológicas más grandes, incluido su control sobre las tiendas de aplicaciones, la publicidad en línea y las compras por Internet.
Juntas, las nuevas leyes subrayan cómo Europa está estableciendo el estándar para la regulación tecnológica a nivel mundial. Frustrados por el comportamiento anticompetitivo, el efecto de las redes sociales en las elecciones y los modelos comerciales que invaden la privacidad, los funcionarios pasaron más de un año negociando políticas que les otorgaban amplios poderes para tomar medidas enérgicas contra gigantes tecnológicos valorados en billones de dólares y utilizados por miles de millones de personas para la comunicación. entretenimiento, pagos y noticias.
El acuerdo fue alcanzado por los políticos europeos en Bruselas la madrugada del sábado después de 16 horas de negociaciones.
“Las plataformas deben ser transparentes sobre sus decisiones de moderación de contenido, evitar que la desinformación peligrosa se vuelva viral y evitar que se ofrezcan productos inseguros en los mercados”, dijo Margrethe Vestager, quien ha encabezado gran parte del trabajo del bloque para regular la industria tecnológica como vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE.
Este artículo apareció originalmente en The New York Times.