La policía boliviana detuvo al destacado líder opositor Luis Fernando Camacho por cargos de “terrorismo” en una medida que aumenta significativamente las tensiones entre el gobierno nacional y la base de Camacho en Santa Cruz.
La oficina del fiscal estatal de Bolivia confirmó la detención el miércoles de Camacho, de 43 años, el gobernador de Santa Cruz que se postuló sin éxito a la presidencia en 2020.
La oficina dijo que el arresto estaba relacionado con el derrocamiento del expresidente izquierdista Evo Morales en 2019. Una orden de arresto de octubre acusó a Camacho de “terrorismo” sin dar más detalles.
Camacho, quien fue trasladado de la ciudad de Santa Cruz a una comisaría en La Paz, es la segunda figura política de alto perfil vinculada a la destitución de Morales en ser detenida. La expresidenta Jeanine Áñez fue encarcelada el año pasado tras ser declarada culpable de orquestar un “golpe de Estado”.
El video del arresto de Camacho compartido por los medios de comunicación locales lo muestra esposado al costado de la carretera con las ventanas rotas en el automóvil en el que viajaba. No quedó claro de inmediato quién grabó el video. Los manifestantes se reunieron en el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz en un aparente intento de evitar que Camacho fuera transportado.
El arresto sigue a una semana de disturbios en Santa Cruz, encabezados por Camacho. Los manifestantes bloquearon calles y detuvieron el comercio, enojados por la demora del gobierno nacional en realizar el censo de población de Bolivia. Un nuevo censo probablemente daría como resultado que Santa Cruz, una región agrícola próspera que se ha enfrentado durante mucho tiempo con La Paz, obtenga más ingresos fiscales y escaños en el Congreso.
A medida que los manifestantes se reunían alrededor de Santa Cruz, comenzaron a formarse largas colas mientras la gente se abastecía de alimentos y combustible, por temor al regreso de los bloqueos de carreteras. Las imágenes de los medios locales mostraron a las fuerzas de seguridad usando gases lacrimógenos.
La detención de Camacho se produce el mismo mes en que el expresidente peruano Pedro Castillo fue derrocado, arrestado y puesto en prisión preventiva durante 18 meses por intentar disolver ilegalmente el Congreso.
Varios de los aliados de Camacho, incluidos los legisladores Paola Aguirre y Erwin Bazán, dijeron que en el arresto se usaron armas de fuego. Otros, incluido el expresidente Carlos Mesa, calificaron el arresto de “secuestro”.
“El operativo de secuestro del gobernador se realizó en calles cercanas a su domicilio, cuando regresaba de sus funciones”, dijo el gobierno de Santa Cruz en un comunicado.
La oficina del fiscal estatal rechazó las acusaciones de que el arresto fue un secuestro o una persecución política.
Un portavoz del Departamento de Estado de EE. UU. dijo que el departamento estaba al tanto del arresto de Camacho y estaba monitoreando los acontecimientos.
“Instamos al gobierno boliviano a que se abstenga del uso excesivo de la fuerza contra su oposición, incluidos los elegidos democráticamente y sus simpatizantes. También hacemos un llamado a las autoridades para que respeten el debido proceso de ley contra los imputados”, dijo el vocero.
El ministro del Interior de Bolivia, Carlos Eduardo Del Castillo, dijo en Twitter que Camacho había recibido instrucciones de someterse a una evaluación médica y dijo que su salud era “estable”, rechazando las afirmaciones de que había resultado herido.